El presente artículo tiene por objetivo difundir algunos hallazgos científicos actualizados en relación a la prescripción de benzodiazepinas (BZD) para el tratamiento de algunos problemas de salud mental en personas mayores (+60 años).
En los últimos 20 años, se ha observado un incremento significativo de la prescripción de psicofármacos en personas mayores, siendo las benzodiazepinas uno de los más frecuentes. Estos medicamentos suelen prescribirse en dosis bajas, pero por períodos demasiado prolongados, documentándose casos de personas mayores que por décadas usan alguno de estos medicamentos. Pero… ¿Qué son las benzodiazepinas?
Estos medicamentos comenzaron a utilizarse de forma explosiva a partir de la década de los 60’s a partir de su eficacia como agente ansiolítico. Su mecanismo de acción es depresor sobre el sistema nervioso central (SNC), generando efectos relajantes, anticonvulsivos, ansiolíticos e hipnóticos.
Las BZD se clasifican según su tiempo de vida en el SNC y entre las más frecuentes encontramos:
Compuesto activo | Nombre comercial en Chile |
Diazepam | Valium® |
Clonazepam | Clonex®; Panazeclox® |
Lorazepam | Amparax® |
Alprazolam | Adax® |
Clotiazepam | Neuroval® |
Bromazepam | Lexotanil® |
Midazolam | Dormonid® |
Triazolam | Halcion® |
Estos medicamentos son utilizados frecuentemente para el tratamiento del insomnio, trastornos de ansiedad y/o pánico, trastornos adaptativos de tipo ansioso, trastornos convulsivos, síndrome de abstinencia al alcohol, anestesia, cirugía menor y enfermedades neuromusculares. Es común que sean indicados a partir de motivos de consulta como “preocupación”, “intranquilidad”, “nerviosismo” y “dificultad para dormir”.
Su consumo puede iniciar a partir de prescripción médica o por automedicación. Lamentablemente, hoy es muy fácil acceder a estos medicamentos, encontrándose incluso a disposición en ferias libres y otras formas de comercio informal, por lo que la recomendación entre personas de este medicamento o su consumo sin supervisión médica constituyen un verdadero problema de salud pública.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la prescripción adecuada de un fármaco implica que el paciente reciba medicamento acorde a sus necesidades clínicas, en dosis y tiempos adecuados a las particularidades de su situación, suponiendo el mínimo costo para el paciente y su comunidad. En base a lo anterior, existe evidencia que demuestra que sólo un 33% de las prescripciones de BZD en personas mayores es adecuada según lo estipulado por la OMS. Además, por cada médico visitado la probabilidad de que a una persona mayor le prescriban una BZD aumenta un 12%
Cuando las BZD son consumidas por tiempo prolongado (+4 semanas) generan tolerancia, es decir, se requiere cada vez más cantidad del medicamento para lograr el efecto esperado. Esto puede ser especialmente complicado en personas mayores, ya que la metabolización de las BZD es por vía hepática (hígado) generando esfuerzo adicional a este órgano, habitualmente con algún grado de disfunción.
Respecto a los efectos adversos más frecuentes de las benzodiazepinas en población mayor, estos se dan normalmente bajo prescripciones inadecuadas, como tratamientos de duración excesivamente prolongada, sin derivación a psicoterapia u otros tratamientos no farmacológicas. Solo con fines expositivos del presente artículo, podemos dividir los efectos adversos en:
1. Efectos adversos psicológicos
1.1. Cognitivos
- Deterioro cognitivo: Existe evidencia que relaciona el consumo inadecuado de BZD con el desarrollo de síntomas como pérdida de memoria transitoria, pérdida de fluidez verbal, lentitud del pensamiento y déficits sensoriales.
- Desarrollo de Demencia: Si bien no existe evidencia científica que determine el consumo de BZD como factor causal directo del desarrollo de Demencia, sí existen estudios que indican alrededor de un 78% más de probabilidad de desarrollar este cuadro en personas mayores que consumen BZD versus las que no lo hacen.
1.2. Conductuales
- Aumenta probabilidad de consumo problemático de tabaco y alcohol.
- Dependencia: Trastorno conductual en el cual los efectos biológicos causados por determinadas sustancias producen una falta de control sobre el consumo de ellas. La enorme mayoría de BZD presenta un alto potencial para el desarrollo de Dependencia. Esta se desarrolla con mayor probabilidad luego de 4 semanas de consumo. Asimismo, la retirada abrupta de una BZD está asociada a la aparición intensa de los síntomas que motivaron su consumo, lo que aumenta enormemente la probabilidad de automedicación posterior que se observa en personas mayores, generando un círculo vicioso similar al observado en adicciones complejas.
2. Efectos adversos biológicos
- Sedación y lentitud. Estas sensaciones de malestar son frecuentes y pueden darse al poco tiempo de consumo de una BZD.
- Vértigo, mareos y dolor de cabeza, sensaciones que disminuyen significativamente la calidad de vida y autovalencia de la persona mayor.
- Las BZD pueden tener efectos negativos sobre los sistemas de coordinación neuromuscular, observándose casos de descoordinación y/o enlentecimiento motor, lo que aumenta el riesgo de caídas. En esta línea se ha estudiado el efecto del Alprazolam (+27% riesgo) y el Clonazepam (+20% riesgo). Esto es muy complejo, toda vez que una caída tiene gran potencial para generar una fractura de cadera, lesión que en muchas ocasiones compromete parcial o totalmente la capacidad de desplazamiento y, finalmente, la autovalencia de una persona mayor.
3. Efectos adversos relacionados al uso crónico de BZD (+3 meses)
- Aumento significativo de síntomas ansiosos: este efecto “paradójico” de las BZD es muy frecuente, generando la reaparición de síntomas de ansiedad hasta 3 veces más graves que su presentación inicial. El fenómeno está asociado a los procesos de tolerancia del organismo frente al medicamento.
- Sintomatología depresiva: se ha reportado a partir de consumo crónico de BZD desarrollo de fatiga crónica, irritabilidad, alteraciones del sueño y apetito, entre otras alteraciones propias de enfermedad depresiva, lo que muchas veces confunde el diagnóstico de profesionales no especializados en el área. Este es un ejemplo de la importancia de una buena evaluación inicial de salud mental que incluya el análisis del historial de medicamentos usados por la persona mayor.
Como es posible observar, los posibles perjuicios del consumo inadecuado de BZD por parte de una persona mayor son múltiples y de gravedad considerable. La información aquí señalada da cuenta de la evidencia actualmente disponible, no obstante, los alcances de este temática siguen bajo revisión e investigación.
Sin perjuicio de lo anterior, la prescripción de una BZD puede ser una gran ayuda a corto plazo para el malestar de una persona mayor, debido a su rápido mecanismo de acción y su efectividad comprobada frente a cuadros de ansiedad de mayor severidad, no obstante, será fundamental un estudio bioquímico y clínico completo antes de la prescripción por parte de su médico tratante. Además, la administración de la BZD deberá ser lo más acotada posible en el tiempo.
Junto a lo anterior, recomendamos que el tratamiento en base a BZD sea complementado con psicoterapia, de tal manera de adquirir herramientas no farmacológicas para el manejo de la ansiedad (respiración diafragmática, estrategias de afrontamiento, etc.), insomnio (higiene del sueño) y otras complicaciones de salud mental, sin generar dependencia a una BZD y con resultados eficaces a corto y largo plazo.
Referencias
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