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Terapia de esquemas: una terapia para trastornos difíciles de tratar. Modelo de Young y klosko


Para adentrarnos a conocer la terapia centrada en esquemas, debemos explorar sus bases; ésta surge como alternativa de tratamientos para ayudar a consultantes/pacientes con trastornos considerados difíciles de manejar, algunos ejemplos son los trastornos de personalidad y trastornos afectivos crónicos, sin embargo también ha demostrado efectividad para el tratamiento de trastornos depresivos y ansiosos.



Ésta es una terapia integrativa que si bien sienta sus bases en la escuela cognitivo-conductual y en la terapia de esquema de Beck, integra elementos de la teoría de apego, gestalt, constructivismo y psicodinámicos, debido a que existía un 30% de recaídas en pacientes con cuadros depresivos, al año de haber sido dado de alta de terapia cognitivo conductual, lo cual se explicó por rasgos de carácter crónico o alguna comorbilidad con trastornos de personalidad, es por esto que Jefrey Young tras 20 años de análisis de casos decide integrar aspectos de otras líneas teóricas.


Lo anterior da como resultado un modelo terapéutico que permite comprender y organizar patrones profundos de pensamientos, conductas, sentimientos y formas de relacionarnos que son de carácter persistente y autoderrotistas. Éstos patrones son denominados como Esquemas Tempranos inadaptativos.


¿Qué son los Esquemas Tempranos?


Son creencias o pensamientos incondicionales sobre uno mismo en relación al contexto o ambiente, son elaborados a lo largo de toda la vida y se caracterizan por ser estables y duraderos. En otras palabras, son pensamientos cristalizados que influyen en nuestra interacción con el mundo. Otras características son:

  1. Se autoperpetúa

  2. Se activan por acontecimientos contextuales que apelen a características del esquema

  3. Conllevan un alto nivel de activación o inhibición afectiva.


Los esquemas se originan por la interacción de tres elementos: 1- temperamento innato del sujeto, 2- experiencias disfuncionales tempranas, 3- necesidades emocionales básicas no satisfechas. Es el diálogo que existe entre estos tres elementos lo que va creando respuestas adaptativas que al mantenerse a lo largo de nuestra vida se transforman en respuestas inadaptativas.


En cuanto a las experiencias disfuncionales tempranas, se han observaron cuatro tipos de experiencias vitales que promueven la creación de esquemas tempranos, estas son:


  • Muy poco de algo bueno: esto genera una frustración tóxica en el niño, el ambiente donde crecemos pierde estabilidad, comprensión y amor, llegando a generar esquemas de abandono o inestabilidad.

  • La traumatización: el niño es criticado, dañado controlado o victimizado, lo que podría generar un esquema de abuso o desconfianza.

  • Demasiado de algo bueno: esto también es una experiencia tóxica que se produce cuando los cuidadores brindan al niño algo que en moderación es saludable, esto puede generar un esquema de dependencia funcional o grandiosidad.

  • Interiorización selectiva o identificación con otros significativos: el niño selecciona e interioriza pensamientos, sensaciones y experiencias de sus cuidadores o seres significativos. Integrando esquemas de estos adultos significativos.



Mientras que de las necesidades emocionales básicas, se postulan 5 centrales:


1- Pertenencia, integrada por: seguridad, estabilidad, afecto, cariño y aceptación.

2- Autonomía, competencia y sentido de identidad.

3- Libertad para expresar las necesidades y emociones, validación emocional.

4- Espontaneidad y juego.

5- Límites realistas y autocontrol.


Para tolerar estas experiencias tempranas tóxicas disfuncionales y la frustración de las necesidades emocionales no satisfechas, se identifican tres estilos inadaptativos de afrontamiento, los cuales hacen referencia a las respuestas básicas de todo ser vivo ante un estímulo amenazante y son guiadas por el temperamento innato del sujeto, hablamos de la lucha, la huida y el quedarse paralizado, para fines de la terapia estos estilos se entienden como sobrecompensación, evitación y rendición respectivamente, estas respuestas resultan útiles en las primeras etapas del ciclo vital sin embargo, con el tiempo refuerzan y perpetúan los esquemas tempranos inadaptativos (ETI).


Conozcamos algunos de los esquemas tempranos

inadaptativos más comunes.



Entendiendo lo que es un esquema temprano inadaptativo y como estos se conforman, veamos a continuación algunos de los esquemas más comunes:


  • Abandono/inestabilidad: creemos que los otros nos pueden abandonar en cualquier momento, constante sensación de inestabilidad y poca seguridad.

  • Desconfianza/abuso: creemos que se aprovechan de nuestra buena disposición o que nos van a herir, humillar o burlaran si confiamos en el otro.

  • Imperfección/vergüenza: sentimiento de que se es defectuoso, malo, inferior o sin capacidades, no dignos de un grupo y que los otros no nos van querer si nos mostramos tal cual somos, miedo a la reacción del otro.

  • Aislamiento social: creemos que somos diferentes a los demás y que no somos parte del grupo o comunidad, sensación de soledad.

  • Negativismo/pesimismo: creemos que nada irá bien en nuestra vida, mostramos altos niveles de preocupación y atención a los aspectos negativos del día a día, minimizando aspectos positivos.

  • Grandiosidad: creemos que somos superiores a los demás, mostrándonos competitivos y/o dominantes con los otros, lo que nos da privilegios y derechos especiales.

  • Autocontrol insuficiente/ autodisciplina: dificultad persistente para emplear el autocontrol y tolerar la frustración para conseguir sus objetivos. También puede cursar con contener de manera excesiva la expresión emocional.

  • Autosacrificio: descuidamos nuestras necesidades para centrarnos de manera voluntaria en las necesidades de los demás y ahorrarles sufrimiento al costo de nuestro bienestar.

  • Búsqueda de aprobación: excesivo énfasis en encontrar aprobación, reconocimiento, atención o llevarse bien con los demás, su autoestima depende de la reacción de los otros.



¿Qué hago con mi esquema?




Si logras reconocer en ti pensamientos o conductas de funcionamiento que apele a algunos de los esquemas antes expuestos, debes saber que siempre será beneficioso solicitar ayuda profesional, ya que con él podrás analizar e identificar cada pensamiento, sentimiento o conductas que pueda perpetuar tu esquema temprano y cuales podrían debilitarlo.


Muchas veces perpetuamos nuestros esquemas tempranos sin darnos cuenta por medio de acciones internas o externas como pensamientos, sentimientos y conductas, un ejemplo de esto:


  • Un paciente con esquema temprano inadaptativo de autosacrificio, el cual lo lleva a darse continuamente a los demás y olvidarse de sus necesidades propias. Cada vez que lo haga y se sienta satisfecho por la respuesta de aprecio de los otros, va a estar perpetuando su esquema, reforzando pensamientos tales como “este es mi papel en la vida”, lo cual generará que siga olvidándose de sí mismo y de sus necesidades al punto de afectar su bienestar subjetivo o funcionamiento social.


Para la sanación debemos reconocer todo aquello que produzca una disminución de cualquier componente del esquema. El objetivo de la terapia será el poder modificar los estilos de afrontamientos inadaptativos por patrones conductuales adaptativos, trabajando en disminuir la intensidad de los recuerdos de experiencias disfuncionales tempranas, la carga afectiva y las sensaciones corporales.


Muchas veces el funcionar desde nuestro esquema temprano inadaptativo, se traduce en dificultades para el desarrollo de nuestra vida y la calidad de ésta por medio de trastornos afectivos o de personalidad, interfiriendo incluso en nuestras relaciones interpersonales y entorno. Por esto, resulta relevante un tratamiento eficaz en salud mental.


Referencias


  • López Pell, A.F., Cid Colom, J., Obst Camerini, J., Rondon, J. M., Alfano, S. M. & Cellerino, C. (2011). Guías esquematizadas de tratamiento de los trastornos de personalidad para profesionales, desde el modelo de Young, Klosko y Wheishar (2003). Ciencias Psicológicas V (1): 83-115.





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