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¿Qué entendemos por estrés y ansiedad?



 

¿Qué es el estrés y la ansiedad?, ¿en qué nos ayudan?, te lo contamos acá. El estrés es un estado de tensión física o mental que surge al percibir que no contamos con suficientes recursos personales para afrontar las demandas del ambiente, siendo un proceso adaptativo que nos ayuda a considerar cuando las exigencias se perciben como desproporcionadas. En nuestra vida cotidiana, es necesario contar con cierta cuota de estrés para ejecutar las actividades diarias, tales como levantarnos temprano para asistir a la universidad o al trabajo, estar en estado de alerta para cruzar la calle con precaución, organizar el tiempo de estudio para una evaluación o la entrega de algún proyecto, etcétera. No obstante, cuando experimentamos un exceso de estrés, se produce una sobrecarga de tensión que afecta el funcionamiento esperado del organismo, y puede contribuir al desarrollo de alteraciones en la salud.

 

Esta sobrecarga de tensión, puede dar paso al desarrollo de un cuadro de estrés, en el que desarrollemos síntomas fisiológicos, como dolor de cabeza, tensión muscular, problemas gastrointestinales o problemas de sueño. También es posible identificar síntomas a nivel cognitivo, tales como problemas de concentración, estados de confusión y dificultades para resolver conflictos. A nivel conductual, se puede observar una evitación hacia las situaciones generadoras del estrés, así como también una disminución del rendimiento de las actividades diarias. A nivel emocional, aumenta la frustración, la irritabilidad, hay cambios abruptos de ánimo, acompañados de una sensación de constante inseguridad.

 

Actualmente, el estrés se aborda desde una perspectiva psicosocial, puesto que la exposición a condiciones sociales desfavorables, aumentan el nivel del estrés, repercutiendo en la salud y en la calidad de vida. Algunos factores de riesgo psicosociales para el desarrollo del mismo, son el bajo apoyo social percibido, insatisfacción laboral, dificultades económicas, conflictos interpersonales, exposición a violencia, entre otros.

 

Ahora ¿qué entendemos por ansiedad?, esta constituye una respuesta anticipatoria del organismo que se desencadena ante una situación de amenaza o peligro físico o psíquico y que se manifiesta a nivel fisiológico, cognitivo, conductual y afectivo. En otras palabras, la respuesta ansiosa hace referencia al estado de agitación e inquietud que busca anticiparse a una situación que es percibida como amenazante o catastrófica, teniendo como objetivo proveer al organismo de energía suficiente que le permita anular o contrarrestar el peligro.

 

La ansiedad es un mecanismo biológico adaptativo que se anticipa a posibles daños, funcionando como “una alarma” que nos ayuda en distintas situaciones:

  1. Cuando nos encontramos frente a situaciones amenazantes, nuestro cuerpo requiere un nivel moderado de ansiedad que nos permita estar en estado de alerta y prepararnos para afrontarlo adecuadamente; por ejemplo, cuando nos preparamos para rendir una evaluación en el colegio o en la universidad, enfrentamos una entrevista laboral o participamos en una conferencia. En estos casos, un nivel moderado de ansiedad permitiría concientizar que estamos frente a una situación potencialmente amenazante y debemos prepararnos para abordarla.

  2. Cuando nos encontramos frente a una situación que, en efecto, amenaza nuestra supervivencia, nuestro organismo da una respuesta fisiológica que busca protegernos. Esta manifestación se caracteriza por un aumento de la frecuencia cardiaca (taquicardia) y de la presión arterial, lo que permite que el corazón bombee mayor cantidad de sangre que fluye principalmente hacia extremidades inferiores para tener suficiente energía y arrancar. De manera conjunta, se produce un aumento de la respiración (hiperventilación), así como también una dilatación de las pupilas, que facilita el ingreso de luz y nos permite identificar posibles vías de escape. En este caso, el aumento de la ansiedad también sería adaptativo, ya que resulta necesario para afrontar tal escenario.

 

Si bien la ansiedad nos ayuda, cuando existe un aumento excesivo en la intensidad y en la frecuencia o bien ésta aparece frente a estímulos que, en rigor, no amenazan nuestro organismo, la ansiedad se convierte en una manifestación desadaptativa. Eso se debe a que la sintomatología que se despliega puede llegar a afectar nuestro funcionamiento a nivel social, académico, laboral, o en el autoconcepto, perjudicando el óptimo desempeño de nuestras funciones diarias. Cuando la ansiedad es desadaptativa, hay una sensación de pérdida de control frente a los distintos acontecimientos que nos afectan, lo que, a su vez, genera preocupación constante, expectativas de fracaso, así como alteraciones en la percepción, atención, memoria y lenguaje.


Si bien tanto el estrés como la ansiedad son respuestas normales, necesarias y esperables, es importante estar atentos en caso de afectar nuestro desempeño diario, generando un malestar intenso sostenido en el tiempo. Para sobrellevar de manera óptima los estímulos que generan estrés o ansiedad ayuda poder contar con estrategias adecuadas de afrontamiento. Junto con esto, es prioritario cuidar nuestra higiene del sueño, contar con una alimentación nutritiva y balanceada, realizar actividad física, y contar con rutinas que nos permitan optimizar el tiempo. Finalmente, contar con redes de apoyo como familia y amistades que brinden tanto contención emocional como espacios de escucha y distensión, son factores protectores frente a situaciones contextuales que contribuyen al desarrollo del estrés o de la sintomatología ansiosa.



 

 

Referencias:

 

Aguirre, E., Abufhele, M., & Aguirre, R. (2016). Estrés prenatal y sus efectos. Fundamentos para la intervención temprana en neuroprotección infantil. Estudios públicos, (144).

 

Frangella, L., & Lukaszewicz, C. (2003). Manual psicoeducativo para personas con ansiedad social. Fundación foro, 10 (2) 1,6.

 

García, B., Radillo, S. & Barón, M. (2014). Estados afectivos emocionales (depresión, ansiedad y estrés) en personal de enfermería del sector salud pública de México. Summa Psicológica UST, 11(1), 65-73.

 

Sierra, J., Ortega, V. & Zubeidat, I. (2003). Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar. Revista Mal-estar E Subjetividade, 3(1), 10 - 59.

 

Soriano, J., Pérez, M., Del Mar, M., Tortosa, B. & González, A. (2019). Beneficios de las intervenciones psicológicas en relación al estrés y ansiedad: Revisión sistemática y metaanálisis. European Journal of Education and Psychology, 12(2), 191-206.

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