Se trata de un estado mental de conciencia plena, en el cual nos enfocamos en el momento presente sin emitir juicios. La atención plena, o mindfulness, no busca llegar a ningún lugar ni sentir algo especial. Se trata de parar y observar, permitirnos estar donde estamos, familiarizándonos con nuestras experiencias presentes en cada momento, promoviendo una relación más consciente con nuestras experiencias diarias en vez de dejarnos arrastrar por hábitos o impulsos automáticos que una vez que se desencadenan no sabemos a dónde nos pueden llevar.
Es una práctica que tiene sus raíces en el budismo y que hoy en día, se ha incorporado cada vez más en psicoterapia debido a la sólida evidencia que respalda su eficacia. La integración de Mindfulness en la Psicoterapia es uno de los campos que más desarrollo ha mostrado en los últimos 20 años. Con la práctica constante, mindfulness nos ayuda a perder el miedo a vivir en el presente, soltando la necesidad de controlar o desear que las cosas fueran diferentes. En muchos sentidos, es como un proceso de exposición progresiva, que nos entrena para quedarnos con los hechos tal y como son.
Componentes:
Atención al momento presente: Implica centrarse en el aquí y ahora en lugar de quedar atrapado en el pasado (rumiaciones) o preocupado por el futuro (expectativas o temores). Se enfoca en los procesos internos, mientras que, en la vida diaria, se pone atención plena a las actividades que se realizan.
Apertura a la experiencia: Consiste en observar las experiencias sin el filtro de nuestras creencias, como si fuera la primera vez. Esto incluye tanto experiencias positivas como negativas, observándolas con curiosidad y sin juicio.
Aceptación: Es la capacidad de experimentar los eventos tal como son, sin resistencias ni defensas. Al aceptar que las experiencias difíciles son temporales, se evita caer en conductas desadaptativas para evitarlas.
Dejar pasar: Implica desapegarse de aquello a lo que nos aferramos, como posesiones, relaciones o poder. Esto nos libera del deseo de control y nos ayuda a aceptar la naturaleza transitoria de las cosas.
Intención: Aunque el mindfulness promueve no buscar un propósito inmediato mientras se practica, es importante tener una intención general en la práctica, un objetivo personal que guíe el desarrollo de la conciencia plena.
Algunos beneficios:
Mejora del estado de ánimo: Favorece emociones positivas y ayuda a afrontar las negativas.
Mejora la capacidad de memoria y concentración.
Mejor manejo del estrés: Reduce la sensación de estrés y ansiedad.
Regulación emocional: Ayuda a manejar y regular las emociones de manera más efectiva.
Reducción de pensamientos negativos: Disminuye la rumiación y la preocupación.
Mejor calidad del sueño: Promueve el relajamiento y mejora los patrones de sueño.
Aumento de la autoconciencia: Facilita un mejor conocimiento de uno mismo y de los
demás.
Mejora en la salud física: Refuerza el sistema inmunológico y ayuda en el manejo de
enfermedades crónicas.
Practicar mindfulness puede ser muy útil para quienes enfrentan síntomas de depresión y ansiedad. Diversos estudios muestran que, al hacer mindfulness, las emociones positivas y los pensamientos buenos se refuerzan mutuamente. En lugar de evitar o luchar contra pensamientos y emociones difíciles, mindfulness enseña a aceptarlos y a observarlos desde una distancia más neutral, promoviendo una actitud más compasiva hacia uno mismo. Ayuda a disminuir esos pensamientos negativos que a menudo nos dan vueltas en la cabeza, como la rumiación y la preocupación. Al aprender a observar estos pensamientos sin juzgarlos, podemos salir de esos ciclos dañinos.
Elegir un punto de anclaje nos permitirá volver a poner el foco de atención en el momento presente cuando la mente divague. La respiración es un buen punto de anclaje ya que siempre está presente y podemos recurrir a ella en cualquier momento del día.
El mindfulness en la vida cotidiana es una invitación a sumergirse plenamente en cada momento, sin importar dónde te encuentres. Ya sea al disfrutar de una comida, al conversar con alguien o simplemente al observar tu entorno, puedes cultivar esta atención plena al enfocarte en un objeto o experiencia específica. Presta atención a los detalles: las voces que te rodean, los ruidos sutiles, las texturas, y las sensaciones corporales.
Referencias:
Botella, Luis & Pérez, Mª. (2006). Conciencia plena (Mindfulness) y psicoterapia: Concepto,
evaluación y aplicaciones clínicas. XVII. 77-120.
Centre d’Higiene Mental Les Corts. (2020). Mindfulness: Atención, intención y actitud. CHM Salud
Mental.
Dextre, Edgar. (2016). Mindfulness: Conceptos generales, psicoterapia y aplicaciones clínicas.
Revista de Neuro-Psiquiatria.
Hervás, G., Cebolla, A., & Soler, J. (2016). Intervenciones psicológicas basadas en mindfulness y sus
beneficios: estado actual de la cuestión. Clínica y salud, 27(3), 115-124.
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