A medida que la pandemia mundial por Covid-19 continúa su desarrollo, presenta nuevos desafíos para la salud mental de las personas. En un inicio, el impacto de las medidas para evitar el contagio (mascarillas, cuarentenas, distancia física, toque de queda, teletrabajo, etc.) desafió nuestras capacidades para adaptarnos a circunstancias inesperadas y adversas, aumentando estados de ansiedad y angustia en las personas.
En Chile llevamos cerca de 1 año y 3 meses realizando diversos esfuerzos por adaptarnos al contexto. Hemos cambiando nuestra forma de vida para poder preservarla. Sin embargo, los últimos informes oficiales del curso de la pandemia no son alentadores, ya que indican un aumento en los contagios y pacientes críticos (1). Es posible entender la sensación de desesperanza y resignación al contemplar un escenario que no cede en su nivel de exigencia. Pareciera que se haga lo que se haga, nada cambia.
Esta exigencia permanente ha pasado a ser la "nueva normalidad". Los sistemas de alerta emocional iniciales han pasado por un proceso de habituación, es decir, una adaptación más funcional a lo que antes nos generaba intenso estrés y alarma. Actualmente las vivencias afectivas como susto, ansiedad, tristeza no son tan intensas como al inicio, pero hay una sensación de desmotivación que se prolonga con el tiempo.
Algunos/as expertos/as se refieren a este fenómeno como languidez pandémica (2) (3). Este concepto es acuñado desde la sociología (4) y se refiere a una sensación de estancamiento y vacío. Si imaginamos un continuo donde un extremo es el ánimo deprimido y el otro el bienestar subjetivo, la languidez estaría en un punto intermedio. En un estado depresivo se experimenta agotamiento y desesperanza, en el estado de languidez hay energía e incluso calma, sin embargo, los días pasan con poca alegría y sin un rumbo claro, alejándose de una sensación de bienestar.
El estado de languidecimiento afecta la motivación, concentración, reduce la capacidad de actividad y constituye un factor de riesgo para la presentación posterior de una depresión grave o trastornos de ansiedad. Para la persona que languidece es difícil reconocer este estado afectivo lo que dificulta la capacidad de ayudarse y buscar ayuda.
Si al leer este artículo te has sentido identificado/a o te acordaste de una persona que pasa por algo similar, te entregamos estas recomendaciones para sobrellevar de mejor manera la sensación de languidez:
Fantasear proyecciones sobre qué haríamos si en un futuro esto cambia. Pensar en un futuro a mediano y largo plazo (6 meses – 1 año), basándonos en la situación actual y en nuestros recursos de forma realista, moviliza nuestro ánimo hacia la consecución de una meta y aporta sentido a las actividades del día a día. Visualizar un escenario con mejores posibilidades que nos anime a alcanzarlo ayudará con la motivación diaria.
Emprender un proyecto personal satisfactorio. Las extensas y restrictivas cuarentenas limitan de manera importante las oportunidades de recreación y satisfacción que normalmente teníamos a nuestro alcance, sin embargo, también pueden ser un contexto facilitador para el desarrollo de alguna actividad que requiera nuestra dedicación por un tiempo, por ejemplo, aprender a tocar un instrumento, aprender sobre un nuevo idioma, estudiar y perfeccionarse, planificar un viaje a futuro, ver una serie de televisión, leer una obra literaria de varios tomos. La idea es realizar una actividad a la que podamos dedicar un período de tiempo ininterrumpido durante el día (30-40 min), que nos permita conectar con ese momento y disfrutarlo. Comunica esto a las personas con quienes convives para asegurarte de tener tu tiempo y espacio sin interrupciones. Si puedes, ayuda a los demás para que también realicen esta práctica.
Elaborar una rutina satisfactoria y realista. Durante estos tiempos, no es posible hacer todo y además hacerlo bien. Imponernos a nosotros/as mismos/as estar en una reunión de trabajo, atento/a a las clases de los/as hijos y que el aseo de la casa esté perfecto… ¡simplemente no es posible! Por lo mismo, recomendamos tener un listado de actividades diarias y semanales que se ajusten a nuestros tiempos y necesidades. Es mucho más saludable realizar pequeñas tareas, pero conseguirlas, que planificar grandes cosas y frustrarse por no poder conseguirlo. El estado de languidez irá cediendo ante la sensación de experimentar pequeñas victorias diarias que nos brindarán ánimo y satisfacción (comenzar a hacer deporte 2 veces por semana por 20 min, ordenar un sector de la casa descuidado hace tiempo, organizar los archivos del computador, hacer alguna manualidad, etc.)
Socialización y compartir tus vivencias. Conversar con los demás sobre lo que nos está pasando puede ser tremendamente saludable. Permite compartir experiencias, conocer las de los demás y encontrar puntos comunes con otros/as en las dificultades que estamos viviendo. Haz la prueba y habla con tus amigos/as y familia sobre lo que has aprendido de la languidez, ¡te aseguro a más de alguien le está ocurriendo algo similar!
Finalmente, la languidez es un proceso de base personal y circunstancial. En efecto, es una respuesta anímica y afectiva a circunstancias ambientales altamente desafiantes y sostenidas durante el tiempo. Estas recomendaciones te ayudarán a sobrellevar mejor el proceso, pero también es importante ser justos/as con nosotros/as mismos/as y no exigirnos demasiado. De momento, priorizar nuestra energía para las actividades más esenciales, resguardar nuestra salud física y mental y mantenernos conectados con los demás, nos ayudarán a (sobre)vivir mientras la pandemia continúe siendo parte de nuestras vidas.
Referencias
(1) Información oficial de la pandemia por coronavirus en: https://www.gob.cl/coronavirus/cifrasoficiales/
(2)Grant, A. El malestar que sientes tiene un nombre: se llama languidez. Artículo publicado en Sitio Web The New York Times, 21 de abril 2021.
(3) Académicos/as Universidad de Chile. "Languidez pandémica": El nuevo estado de ánimo que estaría afectando a las personas. Publicado el 28 de mayo 2021 en https://www.uchile.cl/noticias/176438/languidez-pandemica-nuevo-estado-de-animo-que-afecta-a-las-personas
(4) Corey L. M. Keyes. (2002). The Mental Health Continuum: From Languishing to Flourishing in Life. Publicado en el Journal of Health and Social Behavior, N°43(2), pág. 207-222.
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