Durante la pandemia el uso de aparatos tecnológicos ha aumentado considerablemente. No solo se utilizan para trabajar o estudiar de forma online, sino que también ofrecen la posibilidad de brindar entretención y acompañamiento en tiempos de ocio.
De esta manera, resulta común que niños y niñas utilicen aplicaciones como TikTok, YouTube e Instagram. Así como también que jueguen videojuegos como Minecraft, Roblox, Brawl Stars, Fornite, entre otros. Si bien son una alternativa para acompañar el tiempo de encierro, es importante tener en cuenta ciertos riesgos asociados al tiempo prolongado de exposición a pantallas, ya sean de computador, televisor, tablets o teléfonos celulares.
Lo más importante es entender que, si bien estos dispositivos por sí mismos no son nocivos, sí requieren ser utilizados con moderación y supervisión, especialmente cuando quienes los emplean son niños y niñas. La razón de esto es que si se abusa de ellos, pueden llegar a afectar la salud. En el caso particular de los infantes, los efectos podrían influir negativamente en su maduración y desarrollo cognitivo.
¿Cómo pueden afectar?
En primer lugar, el uso continuo de pantallas durante la noche altera la higiene del sueño, no solo porque en ocasiones se reduce el tiempo de descanso al preferir el uso de tecnologías (por ejemplo redes sociales o videojuegos), sino que también debido a la exposición a la radiación electromagnética emitida por los dispositivos y que es percibida en forma de luz por la glándula pineal, afectando la producción de melatonina y en consecuencia afectando la calidad del descanso.
En segundo lugar, los niveles de atención y concentración de los niños y niñas se ven alterados. Tanto el déficit atencional como el déficit atencional con hiperactividad pudiesen verse agudizados por el uso de dispositivos electrónicos en forma extensa.
En tercer lugar, algunas investigaciones señalan que cuando los niños y niñas tienen una exposición temprana y prolongada a contenidos violentos en videojuegos, películas o redes sociales, aumenta su irritabilidad y el riesgo de que desarrollen comportamientos agresivos tanto con familiares como con sus pares. Asimismo, el consumo de tal contenido puede favorecer la inhibición social, disminución del autocontrol y la capacidad de empatía, provocando una mayor desensibilización.
En cuarto lugar, cuando se trata de redes sociales, se ha observado que el refuerzo positivo recibido por la cantidad de “likes”, comentarios y aumento de seguidores, genera que cada vez se quiera atraer mayor respuesta social asociada a la admiración y a la validación. El conflicto surge, por una parte, cuando el recibimiento por parte del público virtual no es el esperado y se generan elevados niveles de frustración. Y por otra parte, la identificación que existe con figuras que los infantes (y adolescentes) tienden a idealizar, puede, en ocasiones, alterar la concepción de sí mismo, interpretando estilos de vida que no necesariamente son los más acordes para su edad.
Sin duda, el uso de pantallas es altamente atractivo para niños y niñas, más aún en tiempos donde las
actividades fuera del hogar son limitadas. Por ello, compartimos algunas recomendaciones para tener en consideración cuando se utilicen estos dispositivos:
Esperar el mayor tiempo posible para iniciar el uso de pantallas con niños y niñas.
Fomentar que el tiempo de uso de los dispositivos sea interactivo y compartido con otro miembro de la familia.
Antes de que las pantallas se vuelvan de uso recurrente para los niños, se sugiere que como madres, padres y cuidadores, puedan acordar y definir el tiempo que consideran apropiado para que sus hijos utilicen los dispositivos, así como también las aplicaciones y tipos de juegos permitidos.
Asignar tiempo para realizar otras actividades que también son significativas e interesantes para los niños (Ej: actividad física, juegos imaginarios, tiempo en familia, comidas, colegio, calidad del sueño).
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