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Foto del escritorTania Velásquez

Estados mentales de riesgo, ¿qué son, cuáles son las señales de alerta y qué hacer?




La adolescencia es una ventana de oportunidades y vulnerabilidades en salud mental, siendo un periodo en que a los cambios madurativos importantes experimentados a nivel físico y cerebral, se suman distintos estresores psicosociales asociados al cómo cada persona y su grupo familiar van enfrentando desafíos como el adecuado uso de tecnologías, relaciones familiares, relaciones con su grupo de pares, consumo de drogas, etc.


Si bien la mayoría de la población adolescente transita distintos cambios sin mayores dificultades, algunos adolescentes comienzan a mostrar cambios que no son normativos a esta etapa vital como los estados mentales de alto riesgo (EMAR/ o UHR por sus siglas en inglés), estos hacen referencia a estados mentales que se presentan en una población en situación de mayor vulnerabilidad de desarrollar un trastorno psicótico e involucra alteraciones del pensamiento, los sentidos, las emociones y las relaciones sociales, tales como:


  • Aislamiento social, retraimiento, sensación de que las relaciones sociales se sienten extrañas y/o distantes

  • Pensamientos asociados a que estás absolutamente seguro de que algo va a suceder o está sucediendo, a pesar de que los otros te digan que es poco probable

  • Dificultad para ordenar las ideas y los pensamientos, lo cual, genera que a veces a las otras personas les cueste entender lo que se trata de comunicar

  • Subjetivamente la persona siente que hubo un cambio en la manera de percibir a través de los sentidos (auditivo, visual, etc) pudiendo haber mayor sensibilidad en algunos sentidos

  • Aumento de sensibilidad al estrés

  • Dificultades académicas (bajo rendimiento escolar), dificultades en el habla, en el lenguaje y el aprendizaje


Es importante estar observando y evaluando estos distintos cambios, si estas alteraciones se han mantenido en el tiempo afectando distintas áreas de la vida de la persona, tales como las interacciones sociales, el rendimiento académico o laboral y el manejo emocional, se podría estar hablando de un EMAR, en el cual la intervención temprana es fundamental.


¿Qué hacer?




Hay una serie de intervenciones preventivas que pueden ayudar como:

  • Estilo de vida saludable

  • Recurrir a un especialista en salud mental, tal como psicólogo o psiquiatra

  • Buena relación familiar: es esencial mantener una buena comunicación evitando etiquetar negativamente a los demás, discutiendo los temas de uno en uno, eligiendo el lugar y el momento adecuados, siendo más específicos en los mensajes que se quiere entregar (por ejemplo, más que críticas propuestas de cambio), tratando de evitar acumular emociones negativas sin expresarlas, evitando los términos siempre y nunca, expresando y escuchando, así como si desea expresar un sentimiento negativo hacia el otro se debe cuidar hacerlo sobre el comportamiento específico o hecho concreto

  • Psicoeducación

  • Neuroprotección: Realizar actividades que potencien la memoria, atención, resolución de problemas

  • Cuidar el uso de tecnologías de 1,5 a 2 horas la día como máximo, ya que el estrés psicosocial se ve potenciado por el uso intensificado de las tecnologías.


Es importante señalar que no todas las personas que presentan este estado mental de riesgo llegarán a desarrollar una enfermedad mayor, por lo que es importante la detección a tiempo y la intervención temprana para atenuar el curso del trastorno y reducir su impacto en el largo plazo


Si deseas saber más, acá te dejamos algunas iniciativas de la Universidad de Chile para psicoeducar sobre los estados mentales de riesgo


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