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Ps. Catalina Munay Lopez

¿En qué consiste la anorexia nerviosa?





Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)


Los trastornos de la conducta alimentaria son un grupo de enfermedades psiquiátricas complejas que se asocian a una significativa morbilidad y mortalidad. Frecuentemente comienzan en la adolescencia, aunque también pueden tener un inicio en la adultez. Los TCA se caracterizan por una alteración definida en el patrón de ingesta de alimentos, o en las conductas asociadas al control del peso corporal, produciendo un significativo deterioro a nivel físico, psicológico y social. Al generar un impacto negativo en distintas áreas del funcionamiento del individuo, el abordaje de los TCA debe ser multidisciplinario y coordinado.


La anorexia nerviosa (AN)


La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por una restricción en la ingesta de alimentos en relación con las necesidades corporales del individuo. Tales conductas restrictivas, se acompañan de un peso significativamente bajo en comparación a lo esperado para la edad, altura, sexo, etapa del desarrollo y salud física de una persona. Así mismo, en la anorexia nerviosa existe un miedo excesivo y persistente a aumentar de peso y una alteración de la imagen corporal. Junto con esto, las personas que viven con este trastorno, suelen experimentar alteraciones en la percepción del hambre y sensación de saciedad. Estas creencias y conductas asociadas al trastorno, motivan a la persona a realizar severas restricciones dietéticas u otros comportamientos que apuntan a la pérdida de peso.


La anorexia nerviosa se presenta de forma restrictiva o mediante atracones/purgas. Se habla de anorexia de tipo restrictivo cuando el individuo ha realizado dietas, ayunos o ejercicio excesivo durante los últimos 3 meses. En tanto que la anorexia con atracones/purgas, refiere a episodios recurrentes en que el individuo se ha autoprovocado vómitos, ha utilizado laxantes o diuréticos. Independientemente de cómo se presente la anorexia nerviosa, las conductas vinculadas a este trastorno afectan el funcionamiento integral del individuo y el óptimo desarrollo de su vida cotidiana.


En general, la anorexia nerviosa comienza con mayor frecuencia durante la adolescencia, etapa caracterizada por significativos cambios biológicos y psicológicos, además de la exposición a las influencias sociales. En el desarrollo de la anorexia nerviosa, intervienen múltiples factores: genéticos, del neurodesarrollo, psicológicos, además de sociales y culturales, que van a actuar como predisponentes y mantenedores del trastorno. A nivel individual, se asocia a personas que tienden al perfeccionismo, a la rigidez, autocontrol, autoexigencia, que experimentan baja autoestima, trastornos afectivos, experiencias tempranas adversas, episodios biográficos críticos, entre otros. A nivel social, hay una asociación entre delgadez y exitismo, vinculando el bajo peso con estándares de belleza y aceptación en grupos, lo que influye significativamente en la autoevaluación del individuo cuando compara su propio cuerpo con los cuerpos estereotípicos. Otros factores de riesgo son el aislamiento social, valoración familiar excesiva de la delgadez, críticas externas al cuerpo, relaciones familiares negativas, conflictos familiares recurrentes, entre otros. Es tal la complejidad de la anorexia nerviosa que es uno de los principales factores de riesgo para el suicidio.


Consecuencias físicas asociadas a la anorexia

  • Desnutrición severa

  • Disminución de la tasa metabólica basal

  • Alteraciones en el funcionamiento cardiovascular, como disminución de la frecuencia cardíaca o hipotensión

  • Amenorrea

  • Problemas gastrointestinales

  • Fallas renales

  • Alteración en las funciones endocrinas

  • Retraso en la maduración ósea

  • Afecciones dermatológicas como piel seca o lanugo

  • Cuando el cuadro clínico se ha cronificado y es de alto riesgo, puede conducir a la muerte


Dada la severidad del trastorno, el tratamiento para la anorexia nerviosa debe ser realizado por un equipo interdisciplinario que integre atención psicológica, psiquiátrica, nutricional y médica. El trabajo coordinado entre los especialistas debe apuntar a la restauración del patrón de alimentación saludable, que favorezca la reconstrucción de la salud física y mental del individuo, y que aborde tanto las alteraciones nutricionales como los comportamientos no-saludables que están destinados al control del peso corporal. Así mismo, se busca desarrollar un manejo saludable de la alimentación por medio de la reestructuración cognitiva de creencias disfuncionales asociadas al peso y a la comida. Junto con esto, es de suma relevancia trabajar en torno a la imagen corporal, elementos identitarios, autodirección, autoconcepto, habilidades de regulación emocional y conductual, además de estrategias de resolución de conflictos. Finalmente, para lograr una terapia exitosa, es recomendable integrar a la familia al tratamiento, y trabajar con ellos tanto en las pautas de alimentación como en las conductas que pudieran estar sosteniendo el curso del TCA.



Referencias bibliográficas:


- Acerete, D., Trabazo, R. y Ferri, N. (2013). Trastornos del comportamiento alimentario: Anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Protocolo AEPED. Capítulo, 7.

- American Psychiatric Association (APA). (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders-5. Washington, DC: APA.

- Portela de Santana, M., Da Costa, H., Mora, M., y Raich, R. (2012). La epidemiología y los factores de riesgo de los trastornos alimentarios en la adolescencia: una revisión. Nutrición hospitalaria, 27(2), 391-401.

- Woerwag-Mehta, S. y Treasure, J. (2009). Causas de la anorexia nerviosa. Psiquiatría Biológica, 16(1), 32-37.




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