Desconfinamiento: consideraciones para la adaptación al cambio desde la salud mental
- Ps. Jessé Burgos Fuentes
- 7 sept 2020
- 3 Min. de lectura
A fines de Julio de este año el Gobierno de Chile presentó el “Plan paso a paso”, estrategia gradual para enfrentar la pandemia del Covid-19 según la situación sanitaria de cada zona en particular en base a indicadores epidemiológicos, red asistencial y trazabilidad (Gobierno de Chile, 2020). Desde ese momento, hemos observado que varias comunas avanzan (otras retroceden) en estas etapas, las cuales progresivamente disminuyen las restricciones de movilidad, reunión y actividad que exige estar en cuarentena.
Este progresivo desconfinamiento en etapas es el proyecto de orden social y sanitario que nos propone la autoridad para enfrentar la pandemia, a partir del cual debemos realizar una reorganización permanente de nuestras rutinas diarias, modalidad de trabajo, interacciones sociales, desplazamientos, etc. Para esto, hacemos uso de recursos personales considerables, haciendo lo mejor posible para adaptarnos al nuevo escenario.

De alguna u otra forma, cada persona ha debido realizar importantes ajustes a su vida cotidiana para sobrellevar más de 4 meses de confinamiento. Esto implicó abandonar actividades que eran placenteras, dejar de visitar personas queridas, convivir jornadas extensas, y a veces, difíciles con pareja, hijos/as, padres, madres, etc., adaptarse al teletrabajo o buscar una nueva fuente laboral. Muchos otros/as, por supuesto, han vivido las consecuencias del contagio de Covid-19, personalmente o en un ser querido/a, situación de muchísima angustia y riesgo vital. No ha sido fácil para la enorme mayoría.
Un escenario así de adverso despliega nuestros estilos de afrontamiento a las dificultades y evidencia nuestra capacidad de resiliencia, entendida como la capacidad de recuperarse y mantener una conducta adaptativa durante y después de eventos estresantes (Becoña, 2006). Así, durante este tiempo de confinamiento también ha sido posible observar nuevos aprendizajes y descubrimientos al pasar más tiempo con la familia, manejar mejor los horarios del día, realizar actividades antes postergadas, evitar elementos estresantes como el transporte público, largos trayectos, tacos, ruidos y ritmo acelerado en la ciudad, vincularse a través de redes sociales en internet a otras personas, todas vivencias que van construyendo una nueva cotidianeidad en la cual desarrollamos nuevas formas de disfrute y conexión con otros/as, logrando cierto nivel de funcionalidad y adaptación, después de un proceso complejo y difícil.

Por esta razón, el proceso de desconfinamiento podría ofrecer una vivencia ambivalente, exhibiendo ventajas como una mayor disponibilidad de movimiento y contacto social presencial, pero también desventajas como aumento del riesgo de contagio, nuevos cambios en las rutinas alcanzadas, no contar con apoyo para el cuidado de hijos/as, entre otras consecuencias. Finalmente, en ambos escenarios perdemos y ganamos en algún aspecto.
Entendiendo que la evolución de la pandemia y el proceso de desconfinamiento en nuestros espacios locales irá implicando sucesivos cambios en nuestras rutinas de vida, entregamos estas recomendaciones para resguardar nuestra salud mental durante este proceso de adaptación:
Es importante reconocer que en esta etapa pueden emerger sentimientos de angustia, ansiedad, miedo y tristeza, como también esperanza, alegría, entusiasmo y deseo de hacer muchas cosas. No existe un modo correcto de llevar esta situación ni un estándar al que debamos ajustarnos. En este sentido, recomiendo explorar sistemáticamente nuestras vivencias e intentar ser pacientes y compasivos/as con nuestras reacciones.
Construir y apreciar instancias de contacto social, ya sea presencial y/o virtual. El confinamiento nos distancia físicamente del resto, sin embargo, el vínculo puede trascender estas barreras y nutrirnos afectivamente del contacto saludable con los demás. Contar con personas con quienes divertirse y expresar nuestras emociones, pensamientos, etc., resulta indispensable en todo proceso de adaptación. Poder visitar a seres queridos nuevamente puede ser muy beneficioso para el estado de ánimo.
Será importante comenzar o mantener la realización de actividad física como factor protector de nuestra salud física y mental, cumpliendo soporte para disminuir los efectos nocivos del estrés, estabilizar el ánimo, mejorar el sueño, entre otros beneficios.
Estar activamente informados, recurriendo a fuentes oficiales que nos entreguen recomendaciones claras y basadas en evidencia científica para el resguardo de nuestra salud. En este sentido, el uso permanente de mascarilla, lavado frecuente de manos, evitar aglomeraciones y el distanciamiento físico a 1.5 mt siguen siendo indispensables para evitar el contagio por Covid-19. Asimismo, conocer las características de cada Fase, qué podemos o no podemos hacer, nos entregará mayor seguridad respecto a cómo reorganizar nuestras rutinas eficientemente, disminuyendo los niveles de ansiedad.
Fuentes:
Becoña, E. (2006). Resiliencia: definición, características y utilidad del concepto. Revista de psicopatología y psicología clínica, vol. 11, N°3, pp. 125-146.
Gobierno de Chile (2020). Paso a paso nos cuidamos. Disponible en https://www.gob.cl/coronavirus/pasoapaso/
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