En Chile, la familia es considerada como un sistema de socialización e interacción mutua que afecta en mayor o en menor grado a cada uno de sus miembros. El/la cuidador/a informal, generalmente se establece desde ahí, es un familiar o un cercano quien asume este rol en caso de discapacidad o limitación de algún integrante de la familia, proporcionando asistencia regular a la persona que cuida. Esta tarea tiene como particularidad que no tiene descansos establecidos, no tiene límite de tiempo ni remuneración y en muchas ocasiones, la provisión de cuidados se manifiesta con pequeños sacrificios que no reciben ningún reconocimiento social ni económico, esto debido a que es atribuido, sin ser parte, a la esfera de lo privado (Vaquiro & Stiepovich, 2010).
Según el Primer Estudio de Discapacidad en Chile, el 12,5% de la población total chilena vive con algún grado de discapacidad. El 62,9% de éstos señala que su discapacidad la generó una enfermedad crónica y el 34,6% de los hogares del país poseen un integrante con discapacidad, concentrándose fundamentalmente en los adultos mayores (Espinoza & Jofre, 2012).
Siendo el cuidado informal un trabajo físico y emocional en un escenario de inequidad de género, traducido para las mujeres en el ejercicio de roles simultáneos; madre, esposa, trabajadora y el desarrollo de roles propios del cuidado, se tiene que el cuidar genera diferentes impactos en la salud y la calidad de vida, pudiendo volverse en un factor de riesgo para su salud con un alto costo de oportunidades, ya que, entre otros, se puede perder o tener que renunciar a la actividad laboral (Vaquiro & Stiepovich, 2010).
Estas condiciones se pueden asociar a malestar y a sobrecarga del cuidador, comprendiendo un conjunto de problemas físicos, mentales y socioeconómicos que sufren los cuidadores y que afectan sus relaciones sociales, intimidad, libertad, equilibrio emocional y con ello involucran aislamiento social, sobrecarga de actividades tanto en casa como fuera de ella, alteración del comportamiento de los familiares que reciben cuidados, la idea de ser “responsables” exclusivos de su familiar, dificultades financieras e incluso abandono de empleo (Espinoza & Jofre, 2012). En el caso de la salud física, la sobrecarga se asocia a la presencia de dolor muscular, cansancio físico y quejas cardiovasculares. En el caso de la salud mental, existe mayor presencia de problemas relacionados con ansiedad y depresión, pérdida de sensación de control y autonomía, peores estados anímicos, así como alteraciones en el sueño, apatía e irritabilidad (Fernández, B. & Herrera, 2020).
En relación a la salud mental y emocional de los/as cuidadores/as, Losada et al (2007) proponen las siguientes recomendaciones:
Apoyos formales de respiro (por ej., centros de día).
Programas de apoyo mutuo o autoayuda. Compartir las experiencias, vivencias y emociones asociadas al cuidado con otras/o cuidadoras/es es de gran relevancia.
Intervenciones psicoeducativas y psicoterapia, es importante recurrir a apoyo profesional para trabajar respecto al malestar emocional que se pueda estar experimentando, por ejemplo, la culpa, fomentar el pedir ayuda y generar distintas herramientas para afrontar la situación.
La importancia de cuidarse a uno mismo, siendo fundamental dedicarse espacios personales para el desarrollo de actividades placenteras.
Sabemos que el cuidado es una experiencia que puede ser gratificante y extenuante, por lo que, es importante validar la propia experiencia y las emociones que se experimentan, así como cuidarse para ofrecer y recibir cuidado. Frente al malestar, es relevante ir monitoreando los cambios en el propio ánimo, contar con apoyo social, generar instancias de autocuidado y el establecer límites.
En Centro Psicológico Verdán contamos con profesionales que pueden ayudarte.
Referencias:
Espinoza, K & Jofre, V. (2012). Sobrecarga, Apoyo social y autocuidado en cuidadores informales. Ciencia y enfermería, 18(2), 23-30.
Fernández, B. & Herrera, S. (2020). El efecto del cuidado informal en la salud de los cuidadores familiares de personas mayores dependientes en Chile. Revista médica de Chile, 148(1), 30-36.
Losada, A., Márquez-González, M., Puente, C., Gallagher-Thompson, D. & Knight, B. (2007). Reflexiones en torno a la atención a los cuidadores informales de personas con demencia y propuesta de una intervención interdisciplinar. Psicología Conductual. 15. 57-76.
Vaquiro, S. & Stiepovich, J. (2010). Cuidado informal. Un reto asumido por la mujer. Ciencia y enfermería, 16(2), 17-24.