En vísperas de festividades de fin de año como Navidad y Año nuevo, los cambios, el estrés y las expectativas suelen ser conceptos aún más presentes en la comunidad durante estos periodos. Sumado a esto, el inicio del verano, las altas temperaturas, el uso de prendas donde el cuerpo está expuesto o en su defecto, traje de baño puede resultar una complicación para muchas personas en nuestro alrededor. En ese sentido, la función de los medios de comunicación y la cultura cumplen un rol relevante en la promoción de la baja de peso para verano, incluyendo un eslogan famoso del "verano sin polera". Si bien la promoción de la salud física no es el conflicto, pareciera que este tipo de ideas, por el contrario, solo fomentaran la baja de peso con un fin estético particular, que se puede entender como "construir cuerpos que agraden visualmente a los demás". Es así, comprendiendo el fenómeno desde esa perspectiva, este mensaje implícito pudiese generar dietas altamente restrictivas que no pueden ser sostenidas en el tiempo e incluso en el peor de los casos, el desarrollo de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), en personas que cumplan estructuras mentales de personalidad vulnerables frente a este tipo de estímulos corporales. Entre los factores de vulnerabilidad al desarrollo de TCA, podemos encontrar ser mujer, cursar la etapa de la adolescencia, baja autoestima, predisposición genética en conjunto con los factores ambientales (familiares y sociales), familias desestructuradas, sobreprotectoras o cambios traumáticos dentro de este sistema (Associació Contra l’Anorèxia i la Bulímia, 2020).
Por otro lado, en relación a los TCA, desde la perspectiva psicológica, la teoría cognitivo conductual comprendería la anorexia nerviosa como un trastorno relacionado directamente con una autoexigencia elevada, necesidad de control y rigidez cognitiva, sentimientos de ineficacia y baja autoestima, donde el control sobre su cuerpo es percibido como un éxito, que compensa el posible fracaso o falta de control sobre otras áreas (Fairburn, Shafran y Cooper, 1998). A diferencia, la bulimia nerviosa estaría relacionada con estados emocionales negativos como la ansiedad, depresión, culpa o vergüenza, en conjunto a cogniciones negativas sobre el propio cuerpo (Mata, Rodríguez y Moreno, 2007).
Los factores sociales o globales, teniendo en consideración lo anterior, actúan como factores previos al desarrollo de un TCA, como también su mantención en el tiempo (Baile y Ruiz, 2009, p.2), donde los estándares de belleza se definen actualmente en base a personalidades influyentes (influencers), publicidad, redes sociales, Tik Tok, entre otros, que ofrecen imágenes de una realidad con filtros, modificada o sencillamente inaccesible económicamente para el común de la población. Por este motivo, si te consideras una persona que sienta inseguridad de mostrar su cuerpo durante el verano o incluso, en otro tipo de contextos y estés pensando en modificar tu cuerpo, es importante tener en consideración lo siguiente:
Expectativas realistas: En primer lugar, es importante que las expectativas que se posean sobre el cambio corporal estén en coherencia con nuestro tipo de cuerpo, genética o factores que no puedan modificarse solo con dieta y ejercicio. Si bien puede ser alentador para ti inspirarte en otro, a largo plazo en caso de no obtener los resultados deseados puede generar frustración, abandono del proceso o incluso, empeorar el sentido de motivación.
Evaluar condiciones médicas: Si tienes condiciones físicas crónicas que puedan intervenir de alguna forma en tu peso o incluso estado de ánimo, es importante que puedas darle un tratamiento oportuno con el fin de mejorar tu calidad de vida y resultados.
Apoyo de un profesional: El uso pastillas para bajar de peso o dietas restrictivas de Internet en tendencia, que garanticen resultados rápidos y efectivos, pueden ser dañinos para tu salud a largo plazo. Es importante ser paciente y asesorarte de ayuda profesional, como nutricionista, entrenadores físicos u otros, que puedan entregar tratamientos personalizados a tus necesidades y objetivos.
Psicoterapia: Si constantemente tienes ideas negativas o de menosprecio hacia ti y/o si crees no tener una idea clara sobre como luce tu cuerpo, es recomendable acudir a psicoterapia para resolver estas dificultades.
No obstante al cambio, la valía personal no se mide basándonos en nuestros kilogramos, cantidad de músculos, color de ojos, cabello, piel, origen e infinitos factores que pueden ser juzgados. Más bien nuestra valía estaría en nuestras acciones, cualidades o consideraciones subjetivas valiosas de sí mismos. Si bien, el bombardeo de información constante que contradice esta idea es un obstáculo, generar cambios puede ser una responsabilidad individual como colectiva, desde un rol más activo frenando el reforzamiento de ideas que asocian la belleza con bajar de peso ("¡Qué linda te ves desde que bajaste de peso!") o desde un rol más pasivo donde sencillamente no se den opiniones sobre el físico de las personas, aún considerando la intención de halago.
Como hijos/as, hermanos/as, padres, madres, amigos/as, pareja, actuar desde la validación del otro puede generar cambios significativos en su calidad de vida, en especial si desconocemos susceptibilidad al desarrollo de TCA.
Referencias Bibliográficas
Associació Contra l’Anorèxia i la Bulímia. (2020, 7 de Julio). Factores de riesgo y Síntomas. https://www.acab.org/es/los-trastornos-de-conducta-alimentaria/que-son-los-tca/factores-de-riesgo-y-sintomas/
Baile, J. I., Y Ruiz, Y. (2009). El efecto de los medios de comunicación en la autoestima de chicas adolescentes, un estudio en el contexto de los trastornos alimentarios. Revista de Humanidades Cuadernos del Marqués de San Adrián, 1-6. Recuperado el 7 de abril de 2016 de: http://www.unedtudela.es/archivos_publicos/qweb_paginas/239/revista6-articulo1.pdf
Fairburn, C. G., Shafran, R. Y Cooper, Z. (1998). A cognitive behavioral theory of anorexia nervosa, 37, 1-13.
Mata, J. L., Moreno, S. Y Rodríguez, S. (2007). Psicofisiología del ansia por la comida y la bulimia nerviosa. Clínica y Salud, 18, 99-118.
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