El regreso a clases está lleno de emocionantes cambios para nuestros niños, niñas y adolescentes con nuevas rutinas, horarios y desafíos académicos. Es un momento de transformación que puede generar nerviosismo, estrés e incluso inseguridad.
¿Qué pasa si no hacen amigos?, ¿Y si las cosas no salen como esperaban?, ¿Cómo manejar la presión de adaptarse a un nuevo entorno escolar? Estas son algunas de las preguntas que resuenan en la mente de los estudiantes en este emocionante y desafiante período. Como padres, cuidadores y/o apoderados, nuestro papel es estar atentos a estas preocupaciones y brindar el apoyo necesario para que nuestros hijos se sientan seguros y confiados en esta nueva etapa, considerando cómo esto puede impactar en el autoestima.
Primero es importante conocer: ¿Qué es la autoestima? y ¿Cómo se construye.?
La autoestima de una persona se forma en el tiempo, a través, de las experiencias vividas y la relevancia que cada individuo le otorga a distintos acontecimientos. Por otro lado, está directamente relacionada con el nivel de satisfacción y valoración que uno tiene hacia sí mismo. Este proceso de evaluación puede ser influenciado por las opiniones de los demás, experiencias de vida, validación emocional, logros, fracasos, entre otros factores.
En un primer momento, la familia y el entorno educativo desempeñan un papel fundamental en fortalecer la autoestima, creando un ambiente que fomente la confianza, aceptación y el respeto a la autonomía individual. Por otro lado, si los/as niños/as y adolescentes crecen en ambientes basados en la confianza, la libertad y el respeto, es probable que desarrollen una mayor autoestima y se valoren de manera más positiva.
A partir de lo anterior ¿Qué aspectos de la vuelta a clases afectan en la percepción del autoestima?
Rendimiento académico vs. metas académicas: Cuando los estudiantes se centran demasiado en las calificaciones y establecen expectativas altas en torno a ellas, con la idea de obtener validación social a través de su desempeño, el resultado de una calificación baja puede generar una profunda frustración al sentir que su valía se reduce únicamente a las notas. Esta mentalidad puede llevar a una disminución de la autoestima debido a las repetidas experiencias de fracaso.
La importancia del desarrollo social: el proceso de socialización desempeña un papel crucial en la vida de los niños/as y/o adolescentes, dado que contribuye en gran medida a la formación de su identidad, les ofrece apoyo emocional y moldea su comportamiento, actitudes y motivación. En este sentido, diversos estudios han demostrado que los sentimientos vinculados a la calidad de las interacciones con sus compañeros tienen un impacto directo en la autoestima de los niños. Una relación positiva con los pares actúa como un factor que protege su bienestar emocional, mientras que una relación negativa puede representar un riesgo para su desarrollo psicosocial.
Comunicación entre padres e hijos: es esencial mantener una comunicación abierta y fluida respecto a conocer cómo se están sintiendo sus hijos en relación a sí mismos y expectativas en relación al colegio. Hablar abiertamente de emociones y pensamientos va a invitar a su hijo/a a hacer lo mismo.
¿Cómo podemos detectar cuando hay baja autoestima?
Frases o expresiones excesivamente críticas “es que no puedo hacer esto porque soy tont@” “me saqué un 6,5, debió ser un 7” “no sirvo para nada”
Actitud poco sociable (aislamiento, evitación a hablar con compañeros/as, que pase tiempo solo/a en recreos)
Perfeccionismo, estar constantemente pensando el deber hacer mejor las cosas, aún cuando los resultados son positivos y no sentirse satisfechos con ningún resultado.
Cambios comportamentales: que se comiencen a presentar conductas desafiantes, derrotistas o inseguridad.
Temor excesivo a arriesgarse a participar en tareas y actividades escolares.
Cuando expresan que no quieren ir al colegio
Necesidad constante de aprobación
¿Qué puedo hacer si veo que mi hijo/a tiene baja autoestima?
Promover un ambiente de validador y contenedor: Para esto es necesario ir preguntándoles cómo se han sentido en el colegio, qué actividades les ha gustado hacer, que cosas no les ha gustado. Escuchar activamente sin juzgar ni señalar, guiando la conversación a conocer que cosas cree que lo están afectando para no sentirse bien consigo mismo/a. Validar lo que nos cuentan refiriendo “entiendo que te sientas de esta manera, podríamos buscar alguna solución en conjunto, te parece?”
Evitar expresiones invalidantes: “no es para tanto” “si será algo pasajero” “pero si es tan fácil como simplemente hacerlo” “no estés triste por eso”. Estas son frases que definitivamente, no ayudan a crear un entorno seguro para que puedan expresarnos sus temores.
Cuando nos cuentan sus inseguridades, es importante conocer qué motivos los han llevado a verse de esa manera. A veces, sentimos la necesidad de que cuando nos dicen algo negativo de sí mismos, contrarrestarlo diciéndoles que no es así. Pero de esta manera no se moviliza al niño/a y adolescente, a que pueda comenzar a pensar y cuestionar qué motivos lo han llevado a pensarse de esa manera.
Tener en cuenta las expectativas que colocamos en los niños/as y adolescentes: Es importante, contar con un equilibrio al solicitar un buen desempeño. No podemos exigirles de sobremanera que estudien de forma excesiva o establecer constantemente un parámetro de notas, ya que, esto solo aumentará su angustia y ansiedad por alcanzarlo.
Aprender a validar y felicitar por diversos motivos: No solo las buenas notas es un motivo para felicitar, sino que también lo son: el esfuerzo, los intentos, la actitud, la constancia, el proceso que llevan a cabo, cualidades sociales, entre otras. Lo anterior, hará que se tenga una visión más amplia de sí mismos.
Evitar las comparaciones: esto crea la necesidad de colocarse parámetros que no son personales y que probablemente no se ajusten a su realidad.
Compartir con nuestros hijos/as: Es importante generar un ambiente de confianza, tener panoramas y actividades en conjunto de interés para ambos. Eso facilitará que puedan hablar de lo que les pasa, contar con nosotros y tener momentos para distenderse.
Hablar con el personal del colegio: Mantener una comunicación constante con el cuerpo docente para facilitar un entorno de confianza y seguridad. Que cuenten con un acompañamiento emocional si es necesario y puedan tener una persona con la que puedan expresarse en ese espacio.
Buscar ayuda profesional: Muchas veces, cuando nos vemos sin salida contar con alguien externo y profesional, puede hacer la diferencia para ser orientados respecto a que hacer, qué tipo de ayuda necesito. Pueden ser desde profesionales como psiquiatras, psicólogas, psicopedagogas, fonoaudiólogos y terapeutas ocupacionales.
Recuerda que nunca está de más pedir ayuda si la necesitas.
Bibliografía
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