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Ansiedad de desempeño en adolescentes: Cuando la escuela se vuelve una fuente de angustia.

    La adolescencia es una etapa de grandes transformaciones, donde la identidad, la autoestima y las relaciones sociales adquieren un papel central. En este contexto, el sistema educativo puede ser tanto una oportunidad de crecimiento como una fuente significativa de estrés emocional. Uno de los fenómenos más comunes que se observan en consulta clínica es la ansiedad de desempeño académico, que es vista como un malestar intenso frente a evaluaciones, exposiciones, calificaciones o comparación con otros.




¿Qué entendemos sobre la ansiedad de desempeño?


    Se trata de una forma de ansiedad anticipatoria que aparece cuando el o la adolescente se siente exigido a demostrar habilidades o cumplir con estándares de éxito. Esta ansiedad puede manifestarse de diversas formas, con síntomas físicos (taquicardia, sudoración, náuseas), síntomas cognitivos (miedo al fracaso, pensamientos catastróficos) y síntomas conductuales (evitación, bloqueo, irritabilidad).


¿Por qué se relaciona con el sistema educativo?


    El sistema escolar, especialmente en contextos competitivos, muchas veces refuerza un modelo centrado en el rendimiento por sobre el aprendizaje. Pruebas estandarizadas, presiones familiares, comparación entre pares y poco espacio para el error, pueden llevar al adolescente a experimentar la escuela como un lugar amenazante y hostil más que seguro.


La exigencia constante de obtener buenos resultados puede generar:

  • Miedo a equivocarse.

  • Evitar participar por temor al juicio.

  • Baja autoestima académica.

  • Crisis de angustia o rechazo escolar.


¿Cuál es el rol de la familia y el entorno?


Evitemos que los adolescentes vivan estas experiencias en aislamiento. Muchas veces, las expectativas familiares y sociales refuerzan la idea de que “vale más, quien logra más”, desconectando el proceso educativo del disfrute, el descubrimiento y la salud mental. Es común que el adolescente internalice la idea de que si no tiene éxito, ha fracasado como persona y esto repercuta considerablemente en su autoestima.




¿Cómo podemos intervenir?


Desde la psicología clínica infanto-juvenil, es fundamental que podamos:

1. Validar el malestar del adolescente sin minimizarlo (“no es para tanto”) ni sobredimensionarlo.

2. Trabajar la autocompasión, entendida como la capacidad de tratarse con amabilidad cuando se cometen errores.

3. Reformular la noción de éxito, invitando a mirar el aprendizaje como un proceso más que como un resultado final.

4. Involucrar al sistema educativo y familiar, promoviendo espacios donde se valore el esfuerzo, la creatividad y el bienestar emocional.


    Necesitamos una mirada más integradora, la ansiedad de desempeño no es solo un problema individual, sino el reflejo de un sistema que muchas veces olvida que los adolescentes, antes que estudiantes, son personas. Reconocer sus límites, emociones y necesidades es clave para construir escuelas emocionalmente seguras y relaciones más saludables con el conocimiento.

 


Referencias:


González, C., & Manassero, M. A. (2015). Ansiedad académica en adolescentes: implicaciones en el rendimiento escolar. Revista de Psicodidáctica, 20(2), 233–252.

Fernández-Hermida, J. R., & Secades-Villa, R. (2011). Psicología de la adolescencia. Pirámide.

Unesco. (2021). El bienestar emocional de los estudiantes en América Latina y el Caribe. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000375327

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